martes, 21 de octubre de 2014

ESCRIBIR LA HISTORIA COMO UN DIARIO

El diario personal
En días recientes tuve oportunidad de leer algunos fragmentos del diario personal de la escritora Susan Sontag. Los fragmentos fueron publicados tanto en el New York Timescomo en The Guardian. Mientras leía, pensé en muchas cosas.
Una de mis lecturas favoritas son sin duda los diarios personales. He leído varios, entre ellos los de Virginia Wolf, Anais Nïn, Cesare Pavese, Franz Kafka. La lectura que me puede agradar inmediatamente después de eso son las cartas personales y luego las crónicas. ¿Por qué? Porque son las que hablan del ser humano. No sé con cuánta intención el que escribe un diario tiene conciencia del ejercicio que asume al escribirlo. Cuánto realmente disfraza de sí mismo, cuánto es cierto, cuánto oculta, qué tan sincero es.
La verdad es que escribir un diario supone algunas, vamos a llamarlas "reglas". La más elemental sería, supongo, escribir con sinceridad. Por supuesto, siempre el que escribe un diario obra como auto-censurador y puede decidir omitir información, variarla, disfrazarla (tácticas necesarias en caso de que el diario llegue a caer en manos ajenas). Aunque he ahí la paradoja: escribir es dejar una evidencia, un rastro concreto, una pista que quizás, subconcientemente, el que escribe desea ser descubierto. Dice Sontag en una entrada: One of the main (social) functions of a journal or diary is precisely to be read furtively by other people, the people (like parents + lovers) about whom one has been cruelly honest only in the journal.(Una de las principales funciones sociales de un diario es precisamente el ser leído furtivamente por otras personas, las personas (como familiares + amantes) acerca de las cuales uno ha sido cruelmente honesto solamente en el diario).
De ahí que cuando me enteré del concepto del blog, el de llevar "un diario en línea", me entusiasmé sobremanera. El entusiasmo inicial era leer diarios. Saber qué piensan y sienten otros. Y en esa lectura encontrar gente con la cual uno se identifique. A fin de cuentas, algo de eso hay cuando uno lee. Buscar al otro. Buscar identificación, conexión. No sentirnos tan solos en el mundo.
Por supuesto que no todos los blogs son verdaderos diarios, en el sentido clásico de la palabra, ni todos son buenos, en el sentido de que hay algo que no los hace interesantes. Muchos no están bien escritos. Y definitivamente hay una chispa que falta, un talento natural para la escritura que no a todos les es dado.
Pienso en algunas entradas de los diarios que he leído y algunas resultan triviales, banales. No tengo en este momento ninguno de los diarios mencionados a mano, pero nunca faltan entradas tipo "almuerzo con fulanito en equis lugar. Comimos esto y aquello, hablamos del clima y del odioso sombrero de la mujer en la mesa vecina", etc.
Entonces me pregunto ¿qué nos hace interesante la lectura de diarios ajenos: quien los escribe o la forma en que están escritos? Supongo que es una combinación de elementos. Una natural curiosidad del ser humano por atisbar en la intimidad ajena, para buscar identificación, insisto.
También me pregunto si las niñas de ahora seguirán llevando un diario a escondidas, escrito en uno de aquellos cuadernitos con candado y llave que se conseguía uno para anotar sus secretos. ¿Se ha visto trasladado ese ejercicio a la computadora y la red? ¿Se ha transformado el cuaderno con candado y llave en un blog?
Si alguien lleva en efecto un diario personal en la red en forma de blog ¿qué tanto determina su "exposición pública" la honestidad con que en él se escribe?
¿Cuánto se disfraza, cuánto se miente, cuánto es verdad?
Dice Sontag en alguna entrada: In the journal I do not just express myself more openly than I could to any person; I create myself. 
(En el diario no sólo me expreso a mí misma más abiertamente de lo que lo haría ante cualquier persona; me creo a mí misma).
Como escritora de diarios yo misma, me parece que escribirlos puede llegar a ser una práctica interesante y valiosa como un ejercicio de auto-conocimiento, para definir en palabras cosas tan volubles e inatrapables como las emociones, los sentimientos, como un ejercicio de redacción elemental (para los interesados en escribir), como descarga de pesos personales y eventual recapitulación de los hechos.
Parte de mi ritual particular de escribir diarios es su posterior relectura y eventual destrucción. A fin de cuentas, al pasado hay que dejarlo volar. Aunque me alegro que algunos escritores que llevaron diarios no hicieran ni pensaran lo mismo. De lo que nos habríamos perdido.


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